Es una sensación común. Te esfuerzas, estudias, practicas… pero no sabes si realmente lo vas a usar. A mí también me pasó.
Hace algunos años aprendí Vue. Lo hice antes de React. Lo practiqué por mi cuenta e incluso preparé una presentación para mi equipo. Pero hasta ese momento, solo lo aplicaba en proyectos de práctica. De hecho, terminé usando más React, mientras que Vue quedó como algo que simplemente “aprendí”.
Con el tiempo, al no encontrar un "proyecto real" donde usar ese conocimiento, vinieron las dudas:
— ¿Para qué lo aprendí?
— ¿Perdí el tiempo?
— ¿No era mejor enfocarme en otra cosa?
Hasta que…
Hace poco, mientras apoyaba a un equipo backend en el rediseño de varios sistemas, me encontré con un proyecto hecho en Vue.
— Miguel, ¿tú conoces Vue?
Me preguntaron.

Con algo de nervios y titubeos, pero seguro, respondí que sí. La sorpresa fue que, al explorar el código, me sentí casi como pez en el agua. Claro, me apoyé en la documentación para refrescar conceptos, pero la base ya estaba ahí. Y eso hizo toda la diferencia.
Esa experiencia me dejó algo claro:
Lo que aprendes hoy, tal vez no lo uses de inmediato. Pero ese conocimiento se queda contigo y puede aparecer justo cuando más lo necesites.
En un ámbito tan cambiante como la tecnología, aprender algo nuevo suele venir acompañado de dudas y temores. Y es normal preguntarse si realmente estamos haciendo lo correcto. Pero incluso cuando no lo parezca, aprender siempre suma a nuestra vida.
¿Y tú, te ha pasado algo similar? ¿Estás aprendiendo algo nuevo y también te llegan las dudas? Te leo 👇